Quiénes somos
La madeja es el lugar de donde partimos para hilar distintas historias que nos rondan la cabeza. Historias contadas con palabras, con imágenes, con títeres, con objetos... Historias que nos hacen reír, que nos despiertan la curiosidad, que nos hacen cosquillas en la cabeza.
Patricia Arroyo
A Patricia Arroyo le picó de pequeñita el gusanillo del teatro. Por hacer algo serio y formal, se licenció en Arte Dramático en la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid en la rama de teatro gestual. En 2003 entró en contacto con el mundo del títere de la mano de Manuel Román y desde entonces ha sido un no parar. Participó en montajes para cine y televisión con Román y Cía., luego con Muñecos animados... Forma parte de la compañía Tropos, teatro de títeres; por si le faltaba algo en la vida, funda con Esther Vera Cazando Gamusinos Teatro... Y claro, dispuesta a no dejar de contar historias de una forma u otra y dar cabida a todo lo que tiene en su cabeza, crea con Guillermo Gil La madeja, narración oral y otros disparates.
Guillermo Gil
Enamorado de los libros, estudió Filología Hispánica. Entre palabras, libros y autores, se enganchó a la literatura infantil. Y aunque siempre pensó que tendría un trabajo de 7:00 a 15:00, los títeres se cruzaron en su camino y ahora tiene un trabajo de 24 h. Fundó la compañía Tropos, teatro de títeres, con la que sigue en activo recorriendo todas las plazas a la que le llevan su títeres. Creador inquieto, narrador perenne, tímido crónico, es incapaz de aparecer en una foto sin un títere al lado. Con ganas locas de explorar los límites de la narración y el teatro de títeres, decide crear con Patricia Arroyo La madeja, narración oral y otros disparates.
Ana Cadorniga
Devoradora de libros desde su más tierna infancia, se decidió por estudiar Filología Hispánica en la Complutense. Allí entre el mucho leer y el poco comer se le sorbió el seso, ah no que eso era al Quijote, a ella solo le picó el gusanillo de compartir historias… Así terminó en la Cátedra Iberoamericana de Narración Oral, donde formó parte del grupo Alquimia, con los que contó en distintos teatros (Calderón de Valladolid, del Mercado de Zaragoza, Centro Cultural de la Villa, ahora Fernán Gómez, el Festival de cuentos de Agüimes…) cosas de la vida y la maternidad, pasó un tiempo en un colegio, como bibliotecaria, profesora de lengua de los mayores y contando cuentos a troche y moche, fueran grandes o pequeños. Ahora, que ya tiene crecidos a sus retoños, el gusanillo se ha despertado y tiene ganas de hacer viajar las historias hasta donde las quieran acoger